Descripción enviada por el equipo del proyecto. El terreno a la orilla de la Represa Jaguari, con una amplia vista de la Serra do Lopo, dejaba evidente que la Casa Joanópolis debía establecer una fuerte relación con el paisaje. Sin embargo, el contexto construido, en proximidad a las casas vecinas, sugería precisamente lo opuesto. De esta contradicción se diseñó una implantación binuclear, donde un núcleo propone la conexión con el mundo externo y el otro con el universo íntimo. La necesidad de crear un patio interno para abstraer el entorno hizo que se eligiera un nivel intermedio como el principal. Es decir, primero se delimitó lo que no sería materia construida. Luego, la implantación de los dos núcleos que lo rodean y protegen fue prácticamente una consecuencia. El núcleo trasero, arraigado al suelo, fue semi-enterrado un metro para fines de nivelación. En cambio, el núcleo frontal, en suspensión, es el resultado de un proceso que utilizó el perfil natural del terreno como herramienta constructiva: su losa inferior fue concretada sobre la tierra, eliminando la necesidad de soportes y tablones de madera. Solo después de curar la segunda losa, la superior, se retiró esta tierra con una excavadora, haciendo surgir el vano.
Otra intervención en el terreno fueron las construcciones de piedra que organizan plataformas intermedias, muros de contención y de protección visual. Las piedras, trabajadas en un diseño orgánico y continuo, se despliegan por todo el proyecto, contraponiéndose a la rigidez geométrica del cuerpo de concreto. Bajo el vano, esculpen y pavimentan la entrada principal de la casa desde la calle: dos líneas inicialmente rectas y paralelas se serpentean y se acercan hasta conformar, al fondo, la escalera que da acceso al nivel del patio. Los programas sociales se integran en el núcleo frontal y suspendido. La abertura que recorre el espacio de un extremo a otro invita al horizonte enmarcado a ingresar al espacio interno, siendo posible incluso avistar la Pedra do Cume, que se eleva a más de 1.700 metros de altitud. La sensación de expansión se intensifica en el balcón, un rincón abierto hacia la esquina del terreno, donde se propone un momento de relación directa con la calle. En el otro extremo del terreno, al fondo, se encuentra el núcleo más íntimo, de los dormitorios. A pesar de la independencia espacial, estructuralmente los dos núcleos trabajan como uno. Las grandes vigas que los conectan hacen que el núcleo trasero, arraigado al suelo, ayude a suspender el delantero, como si fuera una palanca.
La altura de las vigas de concreto del núcleo frontal también se relaciona con la existencia de otro espacio, accesible por la escalera helicoidal. En él se encuentran un jardín, un solárium y una piscina, posicionada sobre la proyección del balcón. Situar el peso del agua en la punta de un voladizo representó una ruptura en la simetría estructural que resultó en apoyos de diseños y posiciones específicos. Este fue un divertido truco estructural, pero también un medio para proporcionar las mejores condiciones de insolación y disfrute del horizonte abierto.
No núcleo frontal e suspenso encontram-se integrados os programas sociais. A abertura que corre o espaço de ponta a ponta convida o horizonte enquadrado a adentrar o espaço interno, sendo possível avistar inclusive a Pedra do Cume, com mais de 1.700 metros de altitude. A sensação de expansão se intensifica na varanda, uma quina aberta para a esquina do terreno, onde se propõe um momento de relação direta com a rua. No outro extremo do terreno, aos fundos, está o núcleo mais íntimo, dos dormitórios. Apesar da independência espacial, estruturalmente os dois núcleos trabalham como um. As grandes vigas que os conectam fazem com que o núcleo dos fundos, arraigado ao solo, auxilie na suspensão do núcleo frontal - tal qual uma alavanca.
A altura das vigas de concreto do núcleo frontal diz respeito também a existência de um outro espaço, acessado pela escada helicoidal. Nele estão presentes um jardim, um solário e uma piscina, posicionada acima da projeção da varanda. Locar o peso da água na ponta de um balanço representou uma quebra na simetria estrutural que resultou em apoios de desenhos e posicionamentos específicos. Essa foi uma divertida traquinagem estrutural, mas também um meio de propiciar as melhores condições de insolação e desfrute do horizonte aberto.